(Por Alejandro Maidana). La tranquilidad de las tardes de Villa Río Negro, por estos días, se ve alterada y revolucionada por chicos y adultos, la mayoría simpatizantes de River Plate, que lucen su manto sagrado…
Claudio Echeverri firma una camiseta a uno de los tantos chicos que se acercó hasta la casa del talentoso volante de River.
La tranquilidad de las tardes de Villa Río Negro, por estos días, se ve alterada y revolucionada por chicos y adultos, la mayoría simpatizantes de River Plate, que lucen su manto sagrado y también la camiseta de la Selección Argentina.
Es que la presencia de Claudio Echeverri, la nueva figura del “millonario” alteró el vecindario, porque todos se acercan a su domicilio para pedirle un autógrafo, una foto o algún video para el recuerdo o subirlo a las redes sociales.
El calor no es impedimento para el centenar de personas que se van congregando, como si fuera una meca, frente a la casa de los padres del “Diablito” buscando el preciado tesoro.
Los vecinos no se asombran de lo que está pasando, porque para ellos ya es un ritual de casi todas las tardes desde que Echeverri hizo su arribo a Resistencia para pasar las Fiestas de Fin de Año con su familia.
Con la humildad que lo caracteriza, su simpleza, una sonrisa, el “Diablito” y con la camiseta (19) que lució el último viernes, en su primer partido como titular, comenzó a hacer realidad el sueño de muchos chicos y de mayores también, como el caso de un hombre que supera las seis décadas y que seguramente habrá visto jugar a las grandes figuras de River de los ‘70, ‘80 y ‘90 pero que no dejaba de emocionarse cuando el pibe de tan sólo 17 años le firmaba un cuadro con el escudo “millonario”; o como el pequeño que, cuando lo vio, atinó a gritar “ahí esta papá, ahí está Echeverri”, con toda su emoción a flor de piel.
Seguramente ese chico que lo pudo saludar o sacarse una foto, jamás se le borrará esa imagen, y con el tiempo le podrá contar o mostrar a sus compañeros del colegio o amigos esa imagen que guarda dentro de sus propias retinas.
El “Diablito” Echeverri viene de conseguir su segundo título como profesional, el Trofeo de Campeones, en el triunfo (2-0) frente a Rosario Central, en Santiago del Estero, y hoy ya con un pie en Manchester City, paradójicamente mantiene los pies sobre la tierra, a pesar de la cifra millonaria por la cual fue transferido al equipo que conduce “Pep” Guardiola y que también tendrá como nuevo compañero a Julián Álvarez.
La tarde se empieza a confundir con la noche, pero eso poco importa al grupo que todavía espera tranquilamente su oportunidad para el ritual que comenzó muy temprano. El “Diablito”, ya con una remera de Selección Nacional, continúa recibiendo visitas.
Ni en lo más remoto de su mente, desde aquélla primera vez que se embarcó para llegar a River Plate, se habrá imaginado el furor y la sensación que hoy genera no sólo en el hincha de la “banda roja” sino en los chaqueños que lo quieren ver triunfar.
Ahí se va uno de los últimos chicos con su alegría y su sonrisa gigante junto a su abuelo, envuelto con la camiseta de River Plate autografiada y la con la foto del “Diablito” Echeverri.
Y así serán las tardes, por estos días, en Villa Río Negro, con el desfile de decenas de chicos, padres, madres y abuelos, hasta que Claudio Echeverri vuelva a reencontrarse con sus compañeros y cuerpo técnico para encarar la pretemporada y sus últimos meses en River Plate.
Alejandro Maidana.